En esos años, tendría yo unos 15 o 16 años, ya salíamos de fiesta, fumábamos a escondidas y esas cosas de la edad, mejor dicho, en la edad del pavo (En la foto puedes comprobarlo). En aquel momento nos encontrábamos de fiesta en los típicos chiringuitos que se hacían y siguen haciendo en las fiestas. Allí estábamos entre muchas risas, bailes, la chica que me gustaba, mucho humo y alcohol. Por cierto, recuerdo que yo tomaba por aquel entonces Ponche con Coca Cola, jajaja. ¡Sigo que me enredo! Pues, entre toda esta concentración de estímulos, teníamos en el chiringuito 2 radiocasetes. Recuerdo perfectamente acercarme a ellos, los 2 tenían cintas de techno y estaban en play sonando a tope. Yo me puse allí como haciendo la gracia sin querer, a subir y bajar el volumen de uno, subía el otro, y así sucesivamente constantemente de uno y de otro, bajando y subiendo el volumen de los 2 a lo loco, levantando las manos y toda mi gente bailando, jajaja. ¡En ese puto momento saltó la chispa! Un amigo mío, Aníbal, que me vio tan flipado, jajaj (Aníbal es el hijo del dueño del disco-pub) donde después de ponernos todos hasta el ojete nos íbamos allí, a rematar la faena. Total que me dice, ¿quieres venirte al disco-pub y te enseño la cabina? No hace falta que os diga cuál fue mi expresión. Rumbo al disco-pub como Heidi saltando por las praderas. Llegamos, tampoco era muy grande, pero en fiestas había entre 70 o 80 personas.

Recuerdo entrar en cabina, ver 2 platos con una mesa central Ecler sin ganancias solo con canales, y una platina de CDs de los que se llevaban en aquella época empotrados. Según me estaba explicando cómo funcionaba, yo estaba alucinando. Allí se hacían las mezclas muy transitorias, es decir, se bajaba lentamente un canal y se subía el otro haciendo un fundido suave. Pues allí que llegué yo, y me dice Aníbal, ¿te atreves? Y yo, ‘¡POR SUPUESTO TÍO, SOY EL DJ!’, jajaja. Menos mal que la cabina estaba dentro de la barra, jajaj. No recuerdo quién estaba sonando en pista, pero yo en la preescucha tenía algún temazo de aquella época. Con el ansia viva que tenía, ni esperé a que terminara la canción. ¿Y qué hice? Bajar de golpe el canal de pista y subir de golpe el de la preescucha. ¡El corte fue ROTUNDO! Jajajaj. En la pista se hizo el silencio de golpe (por no decir abucheos, silbidos y demás piropos, jajaja, y por supuesto mirando a matar a cabina, jajaj). Con razón. Imagínate por un momento que estás bailando tu canción favorita y de repente te la cortan de golpe y te ponen otra que no tiene nada que ver… pues eso… Aníbal corriendo, ‘¿qué haces, tío?’, jajaja, y yo, ‘¡perdón, pensaba que era así!’, jajajaja. Por favor, un ponche con Coca Cola que se me da mejor, jajajaja. Lo recuerdo con mucho cariño y nostalgia. ¡Joder! Aquellos radiocasetes cambiaron mi vida. Aquel fue mi primer bolo cagada, jajaj.»